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Mostrando entradas de noviembre, 2018

¿A dónde irás cuando mueras?

Es una tremenda pregunta. Las personas interrogadas normalmente bajan la mirada y piensan unos momentos antes de contestar: unas pocas se atreven a decir que irán al cielo. Gran parte no lo dice por convicción sino por esperanza. Sin embargo, la gran mayoría manifiesta una profunda incertidumbre por su destino eterno. Otra pregunta, menos incómoda, es precisamente sobre el cielo: ¿cómo te lo imaginas? La respuesta es un lugar común: “es un sitio muy bonito… ¡Es lindo!” Interesante, pero ¿eres capaz de describirlo? ¡Atrévete con tus propias palabras! Entonces las personas se van por las ramas, describen lo que sentirán en el cielo (paz, amor, alegría, santidad) o enumeran las compañías que aspiran a tener allí -padres, hermanos, esposos, amigos, etc.-. No obstante, Nuestro Señor Jesucristo no anunció que prepararía solo estados de plenitud o unas cuantas sillas para sentarnos con las personas que amamos. El Señor dijo en Juan 14:2-3 que se disponía a preparar un lugar para