Me encontraba en medio de una encrucijada: ¿cómo puedo estar en el mundo, sin contaminarme con él? Entonces comencé a recorrer algunas páginas noticiosas en internet, no para buscar respuestas, sino para evitar seguir pensando en las aflicciones. De golpe me tropecé con una encuesta que me invitaba a saber si yo estaba in o out. Y fue revelador: en la encuesta encontré algunas cadenas con las que el mundo quiere atarnos, para convencernos de que sus designios, y no los de Dios, son la verdad que todos debemos asumir obedientes. Había de todo: desde las órdenes para estar a la moda en tecnología, pasando por los últimos chismes de la farándula, el estilo de la ropa, los accesorios y el color para el automóvil, la tendencia actual para la decoración de la casa, la moda para las mascotas y los términos que no pueden faltar en el vocabulario de la gente in. ¡Qué carga, por Dios! Si me dedicara a la actualización constante de lo que está in, y a comprar los cachivaches que algunos impon
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